Acaso alguna vez, ¿No has tenido la sensación que se aproxima algo importante para tu vida? ¿algo que tiene que ver con tus más íntimos deseos? ¿será que el universo nos está preparando para el gran salto? ¿acaso ha llegado el momento que la llama divina, encienda de una vez y por todas, nuestro corazón? ¿será que llega un nuevo amanecer y el tiempo del viejo ciclo termina?
Y es aquí donde toma sentido la intuición, como esa misteriosa facultad del ser humano de acceder al conocimiento de una manera repentina y revelada. Una facultad que nos transforma en magos, cuasi dioses, con la capacidad de adelantarnos a los acontecimientos y sentir la vida desde el alma.
Y de la misma manera en que la razón nos permite acceder al entendimiento a través de una herramienta analítica, capaz de identificar conceptos y cuestionarlos, la intuición, muy por el contrario, se manifiesta sutil, impregnando nuestra mente de un nivel más profundo que viene desde otra parte de nuestra existencia.
Para captar el lenguaje intuitivo desde el cual se expresa la intuición, se precisa de una actitud mental serena y de la atención bien despierta. A medida que evolucionamos y aprendemos a observar a nuestra mente, podemos darnos cuenta de la diferencia que existe entre la percepción de deseos y emociones y lo que es el fulgor de una intuición, surgiendo de lo profundo y encendiendo la chispa de nuestra consciencia.
Es como si la intuición acompañara el eco que surge de aquel recóndito lugar donde no hay tiempo ni distancias. Un destello que nace en aquel espacio en el que todas las cosas son el presente y se saben desde la plena certeza. Una bocanada de fe que nos habla del mundo que viene, ese mundo que se nos muestra, hoy, más presente que nunca.
¿En algún momento has sentido que en tu camino pasaba un ángel guardián? ¿has sentido al despertar, en una de esas mañanas, que lo soñado no era tan solo un sueño más? ¿has sentido alguna vez con convicción, que ya era tiempo de hacer ese viaje, que siempre soñaste? ¿sientes que encontraste a esa persona, no por casualidad, sino porque existe un nexo no racional entre vuestras almas? ¿percibes, aunque sutilmente, que esas cosas que no parecen tener solución, van a ponerse en su sitio por si solas?
Aquellos sucesos por venir, que la intuición nos transmite, tienen que ver con la expansión de la consciencia. Se anuncian mediante ecos del corazón y pareciera que el alma perdida, queriendo recuperar el sendero, nos llama a la puerta mediante casualidades y extrañas coincidencias.
Abramos nuestro corazón y volvámonos más conscientes a aquello que nos está buscando. Mantengámonos atentos y reconozcamos esos momentos de intuición que están cercanos al punto en que “eso” nos encuentra.
Ante esta maravilla de la vida, ante tal aventura de la conciencia, que mejor que dar las gracias, gracias al misterio de la vida, y de saber, que los sucesos por venir se anuncian mediante sus ecos, ecos que nacen del corazón y de nuestra alma.