¿Qué es la amistad?

El diccionario de la Real Academia expresa:
“Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.
Mientras que etimológicamente la palabra «amigo», es de procedencia latina en «amīcus» (que en latín arcaíco fue «ameicus», «amecus»)  que, a su vez, es una variante del verbo «amare», que significa «amar» .

Seguramente, cada uno de nosotros podamos definir nuestra propia versión de la amistad, dependiendo de las relaciones que hemos ido construyendo a lo largo de nuestra vida con nuestros amigos.
En mi opinión me quedo con la etimología de la palabra amistad cuyo significado es “amor”.

Con nuestros verdaderos amigos, nos regalamos espacios de escucha atenta, pudiendo dejar expresar lo que sienten y comprendiendo que mientras escuchamos, estamos dejando que el otro se descubra a sí mismo, evitando aconsejar y corregir ya que estamos solamente escuchando sin necesidad de juzgar u opinar. ¿Podemos identificar que eso es amor?

Escuchar es estar presentes sin la necesidad de dar respuestas, apagando el ego que nos obliga muchas veces a compararnos con él, a buscar soluciones a sus problemas y de paso encontrar en él las respuestas a mis problemas cuando en realidad lo que necesitamos es un espacio de atención. Un espacio para que podamos descubrir aspectos de nuestro ser, de canalizar las emociones, para ordenar nuestro mundo interno y darnos cuenta del aprendizaje que estas traen consigo.

Si aprendemos a escuchar podremos tener la capacidad de acompañar lo que en ese momento sucede dentro de la otra persona, sin suposiciones ni juicios previos que modifiquen o afecten el desarrollo de la conversación.

Lo que nuestros amigos comparten acerca de sí mismos, nos permite también descubrir y resonar en nuestras propias fibras internas.

Cuando escuchamos a las personas sobre sus enfermedades, inquietudes y sombras, no solo estamos escuchando historias, desencadenamos también un viaje profundo a nuestro espacio interior.

El amor tiene muchas formas de expresarse y también lo hace cuando nos llega una pregunta nacida desde ese amigo que nos mira a los ojos y nos hace vibrar el alma, siendo ese amigo que llegó a nuestra vida mucho más que un amigo, un ser humano que nos ama y ha encontrado la forma de expresarlo.

Finalmente para mis amados amigos, quiero compartir un poema sobre los amigos que erroneamente se atribuye al celebre escritor argentino Jorge Luis Borges: El árbol de los amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren todo el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras apenas las vemos entre un paso y otro. A todas la llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza cada uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro papa y nuestra mama, nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer con nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

También existen aquellos amigos por un tiempo, unas vacaciones, o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca no podemos olvidar a los amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre hoja y hoja.

El tiempo pasa el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otra permanecen por muchas estaciones.

Pero lo que nos deja más felices es darnos cuenta que aquellas que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son momentos de recuerdos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre…. Simplemente porque cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre dejan un poco de si y se llevan un poco de nosotros… Habrá de los que se llevaron mucho, pero no habrá de los que no nos dejaron nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

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