En algunas oportunidades, sentimos que la frustración, el conflicto, la ansiedad, han llegado a nuestra vida. Encontrándonos inmersos en un sube y baja emocional, una parte de nosotros siente que va perdiendo la perspectiva, encerrándonos, de a poco, en una cárcel emocional y preguntándonos ¿cómo salir de ella?

La respuesta tal vez esté en encontrar esa puerta, que nos permita recuperar la distancia y por consiguiente la objetividad.
¿Qué es el desapego? Desapegarnos significa tomar distancia y despegarnos con la identificación del objeto que nos “engancha”, objeto que nos impide estar en equilibrio en nuestro diario vivir.

Pero también es importante entender que el hecho de desenredarse de una situación, no significa accionar hacia fuera, manipulando y adaptando lo exterior, sino más bien, que podamos trabajar hacia dentro de nosotros mismos, desviando la atención del objeto que nos afecta y tomándonos el tiempo suficiente como para enfriar la atmósfera emocional.

En el caso que usted fuera cirujano, ¿se animaría a operar a su propio hijo? Los padres solemos sentirnos involucrados con nuestros hijos como para poder actuar con imparcialidad. Pero no solo el apego se presenta en relación a las personas a las que amamos, también podemos sentir apego a los objetos, a lugares, a situaciones, a ideas y otras muchas tantas cosas.

Aprender a desprendernos del poder que ejercen dichos objetos, personas o situaciones sobre nuestra conciencia es un acto de libertad. No se trata de abandonar las cosas o personas que queremos, sino de poder quitar peso a la identificación y dependencia con las mismas.
Encuentro que algunas personas para lograr este objetivo, cada noche se despiden de la vida y se desprenden de todo lo que las identifica. Este salto a la libertad, posibilita que a la mañana siguiente, podamos relacionarnos con todo lo “perdido”, pero de una manera más equilibrada y serena.

Tal vez este ejercicio de soltar, nos recuerda a los antiguos ritos de iniciación, dónde el iniciado moría simbólicamente, para luego renacer, ya vacío de apegos e identificaciones.
“Perderlo todo para ganarlo todo” Vaciarnos para dejarnos ocupar por la nueva agua de vida.

La mayoría de nosotros, en diversas situaciones. deseamos algo fervientemente. Al trabajar nuestro desapego, lograremos convertir esa necesidad en una opción y de esa manera el deseo dejará de ser una exigencia y lo más importante, no perjudicaremos a otras personas.
Recordemos que el desapego, es el único terreno donde nace el árbol de la libertad.

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